lunes, 23 de enero de 2017

El Iliniza Norte

El Iliniza Norte
por: David Acosta-Guijarro

Todo comenzó cuando Mateo, mi padre y yo nos encontramos por la entrada de Carcelén más o menos a las 6 en punto de la mañana, estábamos en el carro de mi abuelo Lalo. Luego en el viaje, cerca del pueblo de Machachi, nos encontramos en un restaurante con el viejo amigo Baculima y una compañera del Sadday cuyo nombre era Diana. Juntos acompañamos a César al desayuno: un buen plato con arroz, pollo, huevo y todo lo que le gusta…


En fin viajamos para los Ilinizas. El camino era de tierra, por suerte estaba despejado y no había lodo por donde pasar, se podía observar las inmensas murallas o cimas puntiagudas que son estas dos hermosas cumbres: el sur y el norte; pero Yo sentía una sensación de tristeza al ver las cimas de 5 mil metros y más con poca nieve y recordar las fotos que he visto en algunos libros cuando estas montañas poseían una nieve eterna que llegaba hasta los pajonales, me dije a mi mismo: este mundo está llegando a su fin ahora.

Pasamos el control del Ministerio del Ambiente y nos dimos cuenta que el camino estaba tan bien y firme que podía pasar cualquier carro por ahí. Llegamos al parqueadero y hacia un sol fuertísimo, cosa que la poca nieve del Iliniza Sur estaba brillando como un espejo mientras que el Iliniza Norte vacío.


Bueno al comienzo la caminata estaba un poco dura ya que era una subida larga de tierra hasta llegar al refugio, llegamos y nos encontramos con 2 personas que por el momento estaban ahí unos 2 días, justo después llego un amigo del Sadday llamado Pepeins  Delgado que había llegado después de nosotros y en media parte del camino nos alcanzó para continuar la caminata junto a nosotros.

Ni bien salimos del refugio había una nube que nos molestaba toda la vista de la ruta que teníamos que seguir para llegar a la cumbre. Debido a esta nube no pude observar una laguna que se encontraba a un costado del camino. Bueno continuamos y mientras seguimos ascendiendo no me di cuenta lo rápido pero ya estábamos a una paso de la cumbre, ya nos encontrábamos a unos 5000 metros de altura, cuando llegamos la única vista que teníamos era otra punta más pequeña por unos metro nada más coronada por una pequeña cruz.


Al llegar a la cumbre, mientras descansábamos, me contaron la historia de que una persona había muerto recién ahí. Luego de un corto tiempo iniciamos el descenso por el arenal haciendo más fácil y segura la bajada; pero para este momento ya teníamos mucha lluvia.


Llegamos al parqueadero todo mojados pero felices y fuimos en busca de un restaurante para comer. Me entere que mi equipo había perdido 5-0 y casi se me acababa el mundo. Finalmente, luego de una buena comida y conversación nos despedimos de todos y nos fuimos para la casa.

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